Existe un fenómeno sociocultural extraño que se vive únicamente en la frontera norte de nuestro país pero principalmente en la ciudad de Tijuana. Quiero comentarlo pero no con el afán de ofender sino de que muchos de sus vicios puedan ser observados y lógicamente corregidos por el bien de todos.
Tijuana o "Tijuas" es un mundo aparte, es un mundo lleno de múltiples matices que la hacen no sólo única, sino casi imposible de comprender, a menos claro, que logres vivir en ella por lo menos un año y en la mayoría de los casos, ni así. Tijuana se localiza justamente en la esquina superior izquierda de nuestro territorio, es la entrada y la salida más importante del país. Es un lugar sumergido en las más atroces contradicciones de la realidad.
Tijuana es la cuna de los deseos frustrados de los migrantes que no lograron atravesar la cortina de hierro que vigila la Guardia Nacional de los EEUU. Es un lugar donde convergen los sueños de desarrollo de muchas familias que viven en la extrema pobreza en sus lugares de origen y que de pronto se ven atrapadas en la misma miseria pero con tintes de ciudad.
Es un semillero de “wanabes” de narcotraficantes y “polleros”, que se jactan de su “hombría” a través de la ingesta del "elixir de la virilidad" o del "arponazo del engaño emocional" (alcohol y drogas). Que trabajan por temporadas en “lo que caiga” mientras alguien les pide que crucen por la línea un “paquete” que les dará unos dólares y les elevará la mínima o nula autoestima haciéndoles creer que ahora ya pertenecen a la élite de la mafia mexicana.
Que se enorgullecen de su “hombría” agrediendo, violando y humillando a sus mujeres, escuchando corridos que les llenan la cabeza de aires de conexión con el santo de los narcos: Malverde. Que no saben educar a sus crías, pero confían que sus mujeres, por obra y gracia de la virgen de Guadalupe y del espíritu santo si sabrán. Gastan en todo lo que les de status ante los demás, son capaces de hacer piñatas, quinceañeras y navidades empeñando sus escasos bienes, y ya después verán "cómo le harán" al fin que para eso Tijuas tiene la mayor cantidad de casas de empeño del país.
Una ciudad invadida por la desesperación de estar cerca de los gringos y lejos de su realidad, porque si algo tiene Tijuas aparte de polvo, vientos de Santana, drogas, violencia y narquillos, es esperanza. Esperanza de conseguir aunque sea falsa o robada, una visa que te permita cruzar al lugar donde te pagan con dólares las humillaciones y el racismo.
La palabra “realidad” en Tijuana, tiene diferentes connotaciones, aquí la gente es capáz de creer que existen muchas “realidades” y lo dicen abiertamente y sin vergüenza de cometer una atrocidad: “¿es tu realidad o de quien…?” como si la realidad fuera propensa a interpretaciones o a valoraciones de opinión.
Tijuana es el único lugar del país donde su población regional original se esconde de los que llegamos de “fuera”. Donde hay subculturas debajo de las subculturas. Donde ir al cine o a un “antro” es la mayor diversión, y al cine siempre y cuando no se exponga a sus habitantes a la exhibición de películas que agredan sus creencias religiosas. Donde te piden identificación oficial en la entrada del cine si vas a ver “El Código Davinci” pero puedes llevar bebes a “La Pasión de Cristo”. Tijuana es donde la doble moral adquiere su mayor exponente. Donde los padres golpean a sus hijas por pensar en masturbarse mientras ellos asisten a bares gay; bares donde antes de preguntarse como se llaman se saludan por felación. Donde el ser “gandalla” es sinónimo de hombría. Donde ser violento y agresivo, escuchar música norteña a todo volumen, tener pistola y aguantar pistenado son atributos de los hombres más deseados por sus mujeres. Donde la vía rápida sirve para ir a exceso de velocidad porque creen que es para ir “rápido” en lugar de considerarla así porque no tiene semáforos. Donde acusan a las victimas de violación de haber provocado al agresor al no haber sido “vírgenes” en el momento de la agresión. Donde cierran bares gay por estar cerca de sus iglesias. Donde corren a maestros de las universidades por recomendar libros que no autoriza la iglesia. Donde las altos jerarcas eclesiásticos revisan lo programas de educación laica y gratuita. Donde se amenaza con infierno a las niñas que pretenden interrumpir un embarazo no deseado producto de una violación. Donde la píldora del día siguiente se considera antimoral. Y así sucesivamente…por sólo mencionar unos poco detalles.
Tijuana es todo esto y más, pero una de sus mayores peculiaridades esta en su gente, la gran cantidad de personas que la toman como el 2º sueño americano, una especie de premio de consolación para los que no logaron “cruzar” y no quieren o no pueden regresar a su tierra. Un lugar del que muchos nos quejamos, pero del que pocos podemos escapar. Donde si tu intención es crecer y establecerte aquí se verá enrarecida por los aires de inseguridad total; y no porque sea el único lugar de la república donde haya inseguridad, pero si porque aquí no hay limites, no hay áreas ni zonas más o menos vulnerables, aquí todo es igual, corres el mismo peligro desde las zonas residenciales más exclusivas y vigiladas, hasta las colonias y asentamientos más populares y humildes.
Toda Tijuana es una gran colonia atrapada en la ignorancia, los ricos con su falsa moral y excesos; y los pobres con sus sueños de alcanzar riqueza que para ellos es únicamente tener más dinero a costo de lo que sea.
Pero no todo es así en Tijuas, aquí puedes conocer también personas muy interesantes. El nacido en Tijuana, hijo de padres nacidos en Tijuana es buena persona. No sufre con lo que le rodea a menos que tenga que ir por alguna razón inevitable más allá de Otay. Porque todo lo que esté a más de 5 minutos en carro de la zona del río es “hasta allá”. Crecen y se reproducen entre ellos, asisten a escuelas, colegios e iglesias muy específicos, están muy orgullosos de su ciudad, pero pasan el mayor tiempo posible en San Diego, hablan español pero sueñan en inglés. Son presa fácil del sistema económico social y cultural americano, no entienden de qué se trata exactamente pero celebran el Thanks Giving y Halloween como si fueran celebraciones nacionales.
El Tijuano típico cree que “nivel de vida” es igual que la “capacidad de consumo” su vida está rodeada de marcas comerciales, de status y de apariencias. Suelen vivir en la discrepancia entre seguir siendo católicos o convertirse al cristianismo que finalmente les ofrece “mayores perdones” a sus faltas y pecados. Pero aparte de esto, suelen ser personas agradables. Yo mismo podría decir que una de las pocas cosas positivas que me ha dado esta tierra es precisamente haber conocido buenos amigos nativos de Tijuana.
Tijuana te prepara para la adversidad, es un campo de entrenamiento para las mayores vicisitudes de la existencia. Si logras subsistir o sobrevivir a Tijuana, haz adquirido la habilidad de hacer lo mismo en las tierras más inhóspitas del mundo.
Y si usted cree que Tijuana es una tierra de oportunidades, déjeme decirle que tiene razón. A veces es muy alto el costo, pero si hay oportunidades, talvez no sean inmediatas, ya que si uno no es nacido en la tierra de la tía Juana deberá hacer muchos meritos antes de que se le permita crecer y trabajar en algo decoroso y menos si es usted "chilango", ya que esa etiqueta no le favorecerá para nada, aunque cuando viva aquí se dará cuenta por qué y que además está puesta con justa razón.
Un último comentario, se y estoy consciente de que Tijuana no está así por casualidad. Desafortunadamente su ubicación geográfica y sus características sociales la volvieron en esto que es hoy, pero se debe a la enorme cantidad de personas que emigran de los pueblos de varios estados de la república y que en su mayoría llegan aquí con una idea un tanto distorsionada de lo que es “Trabajar para vivir” y que han vuelto a la ciudad en una colonia que, a diferencia de los que trabajan en sus estados de origen, los que llegan aquí, llegan con la intención de hacer una carrera en el narco profesional. No toda la gente de es así, pero desafortunadamente son tantos los que sí que los primeros no alcanzan ni a figurar en las estadísticas.
Tijuana o "Tijuas" es un mundo aparte, es un mundo lleno de múltiples matices que la hacen no sólo única, sino casi imposible de comprender, a menos claro, que logres vivir en ella por lo menos un año y en la mayoría de los casos, ni así. Tijuana se localiza justamente en la esquina superior izquierda de nuestro territorio, es la entrada y la salida más importante del país. Es un lugar sumergido en las más atroces contradicciones de la realidad.
Tijuana es la cuna de los deseos frustrados de los migrantes que no lograron atravesar la cortina de hierro que vigila la Guardia Nacional de los EEUU. Es un lugar donde convergen los sueños de desarrollo de muchas familias que viven en la extrema pobreza en sus lugares de origen y que de pronto se ven atrapadas en la misma miseria pero con tintes de ciudad.
Es un semillero de “wanabes” de narcotraficantes y “polleros”, que se jactan de su “hombría” a través de la ingesta del "elixir de la virilidad" o del "arponazo del engaño emocional" (alcohol y drogas). Que trabajan por temporadas en “lo que caiga” mientras alguien les pide que crucen por la línea un “paquete” que les dará unos dólares y les elevará la mínima o nula autoestima haciéndoles creer que ahora ya pertenecen a la élite de la mafia mexicana.
Que se enorgullecen de su “hombría” agrediendo, violando y humillando a sus mujeres, escuchando corridos que les llenan la cabeza de aires de conexión con el santo de los narcos: Malverde. Que no saben educar a sus crías, pero confían que sus mujeres, por obra y gracia de la virgen de Guadalupe y del espíritu santo si sabrán. Gastan en todo lo que les de status ante los demás, son capaces de hacer piñatas, quinceañeras y navidades empeñando sus escasos bienes, y ya después verán "cómo le harán" al fin que para eso Tijuas tiene la mayor cantidad de casas de empeño del país.
Una ciudad invadida por la desesperación de estar cerca de los gringos y lejos de su realidad, porque si algo tiene Tijuas aparte de polvo, vientos de Santana, drogas, violencia y narquillos, es esperanza. Esperanza de conseguir aunque sea falsa o robada, una visa que te permita cruzar al lugar donde te pagan con dólares las humillaciones y el racismo.
La palabra “realidad” en Tijuana, tiene diferentes connotaciones, aquí la gente es capáz de creer que existen muchas “realidades” y lo dicen abiertamente y sin vergüenza de cometer una atrocidad: “¿es tu realidad o de quien…?” como si la realidad fuera propensa a interpretaciones o a valoraciones de opinión.
Tijuana es el único lugar del país donde su población regional original se esconde de los que llegamos de “fuera”. Donde hay subculturas debajo de las subculturas. Donde ir al cine o a un “antro” es la mayor diversión, y al cine siempre y cuando no se exponga a sus habitantes a la exhibición de películas que agredan sus creencias religiosas. Donde te piden identificación oficial en la entrada del cine si vas a ver “El Código Davinci” pero puedes llevar bebes a “La Pasión de Cristo”. Tijuana es donde la doble moral adquiere su mayor exponente. Donde los padres golpean a sus hijas por pensar en masturbarse mientras ellos asisten a bares gay; bares donde antes de preguntarse como se llaman se saludan por felación. Donde el ser “gandalla” es sinónimo de hombría. Donde ser violento y agresivo, escuchar música norteña a todo volumen, tener pistola y aguantar pistenado son atributos de los hombres más deseados por sus mujeres. Donde la vía rápida sirve para ir a exceso de velocidad porque creen que es para ir “rápido” en lugar de considerarla así porque no tiene semáforos. Donde acusan a las victimas de violación de haber provocado al agresor al no haber sido “vírgenes” en el momento de la agresión. Donde cierran bares gay por estar cerca de sus iglesias. Donde corren a maestros de las universidades por recomendar libros que no autoriza la iglesia. Donde las altos jerarcas eclesiásticos revisan lo programas de educación laica y gratuita. Donde se amenaza con infierno a las niñas que pretenden interrumpir un embarazo no deseado producto de una violación. Donde la píldora del día siguiente se considera antimoral. Y así sucesivamente…por sólo mencionar unos poco detalles.
Tijuana es todo esto y más, pero una de sus mayores peculiaridades esta en su gente, la gran cantidad de personas que la toman como el 2º sueño americano, una especie de premio de consolación para los que no logaron “cruzar” y no quieren o no pueden regresar a su tierra. Un lugar del que muchos nos quejamos, pero del que pocos podemos escapar. Donde si tu intención es crecer y establecerte aquí se verá enrarecida por los aires de inseguridad total; y no porque sea el único lugar de la república donde haya inseguridad, pero si porque aquí no hay limites, no hay áreas ni zonas más o menos vulnerables, aquí todo es igual, corres el mismo peligro desde las zonas residenciales más exclusivas y vigiladas, hasta las colonias y asentamientos más populares y humildes.
Toda Tijuana es una gran colonia atrapada en la ignorancia, los ricos con su falsa moral y excesos; y los pobres con sus sueños de alcanzar riqueza que para ellos es únicamente tener más dinero a costo de lo que sea.
Pero no todo es así en Tijuas, aquí puedes conocer también personas muy interesantes. El nacido en Tijuana, hijo de padres nacidos en Tijuana es buena persona. No sufre con lo que le rodea a menos que tenga que ir por alguna razón inevitable más allá de Otay. Porque todo lo que esté a más de 5 minutos en carro de la zona del río es “hasta allá”. Crecen y se reproducen entre ellos, asisten a escuelas, colegios e iglesias muy específicos, están muy orgullosos de su ciudad, pero pasan el mayor tiempo posible en San Diego, hablan español pero sueñan en inglés. Son presa fácil del sistema económico social y cultural americano, no entienden de qué se trata exactamente pero celebran el Thanks Giving y Halloween como si fueran celebraciones nacionales.
El Tijuano típico cree que “nivel de vida” es igual que la “capacidad de consumo” su vida está rodeada de marcas comerciales, de status y de apariencias. Suelen vivir en la discrepancia entre seguir siendo católicos o convertirse al cristianismo que finalmente les ofrece “mayores perdones” a sus faltas y pecados. Pero aparte de esto, suelen ser personas agradables. Yo mismo podría decir que una de las pocas cosas positivas que me ha dado esta tierra es precisamente haber conocido buenos amigos nativos de Tijuana.
Tijuana te prepara para la adversidad, es un campo de entrenamiento para las mayores vicisitudes de la existencia. Si logras subsistir o sobrevivir a Tijuana, haz adquirido la habilidad de hacer lo mismo en las tierras más inhóspitas del mundo.
Y si usted cree que Tijuana es una tierra de oportunidades, déjeme decirle que tiene razón. A veces es muy alto el costo, pero si hay oportunidades, talvez no sean inmediatas, ya que si uno no es nacido en la tierra de la tía Juana deberá hacer muchos meritos antes de que se le permita crecer y trabajar en algo decoroso y menos si es usted "chilango", ya que esa etiqueta no le favorecerá para nada, aunque cuando viva aquí se dará cuenta por qué y que además está puesta con justa razón.
Un último comentario, se y estoy consciente de que Tijuana no está así por casualidad. Desafortunadamente su ubicación geográfica y sus características sociales la volvieron en esto que es hoy, pero se debe a la enorme cantidad de personas que emigran de los pueblos de varios estados de la república y que en su mayoría llegan aquí con una idea un tanto distorsionada de lo que es “Trabajar para vivir” y que han vuelto a la ciudad en una colonia que, a diferencia de los que trabajan en sus estados de origen, los que llegan aquí, llegan con la intención de hacer una carrera en el narco profesional. No toda la gente de es así, pero desafortunadamente son tantos los que sí que los primeros no alcanzan ni a figurar en las estadísticas.
Tijuana tiene la desventaja de que los que estamos aquí no la vemos como una tierra para establecernos “para siempre” y los que sí son de aquí son muy pocos en cantidad, así que esa es la razón por la que la cultura no encuentra en Tijuana una plataforma de desarrollo. Algo más allá de nortec o arte kirsh no tiene fertilidad en la zona. Es un clon mal logrado de San Diego, y difícilmente se verá diferente, a menos que los que estamos aquí le tomemos tanto amor que logremos vestirla con el respeto y la admiración de una tierra que pueda algún día sobresalir en el mundo más allá de ser solamente: El lugar donde "todo se permite".
Con amor para lo que amor merece de Tijuas…
Hugo Harrell
Julio de 2006